Turismo religioso Argentina: Capillas de Galeses en la Patagonia

Es difícil entender qué podría haber llevado a los galeses a emigrar a la Patagonia en Argentina, dejando atrás las verdes colinas y valles de su país. Contra todo pronóstico, los colonos galeses se ganaron la vida en este lugar inhóspito. Más de 150 años después sus descendientes todavía están allí, 20.000 de ellos, que defienden su descendencia.

Michael D Jones, de Bala en el norte de Gales, fue el Moisés que dirigió, o más bien envió, porque nunca emigró él mismo: su gente a esta Tierra Prometida. Uno de los primeros nacionalistas galeses, promovió enérgicamente la visión de un Gales libre, de habla galesa e inconformista en la Patagonia.

Un 28 de julio de 1865 la nave Mimosa arribó al Golfo Nuevo y ancló donde hoy está Puerto Madryn (en honor al capitán Love Jones Parry del Castillo de Madryn). Eran poco más de 150 galeses que desconocían la región, el clima y el idioma.

El lugar adolecía de agua potable recorrieron, entonces, 62 kilómetros hacia el Sur, hasta el valle del río Chubut. Allí establecieron un lugar al que llamaron TreRawson (Pueblo de Rawson en galés) en honor al ministro argentino que los había ayudado a llegar allí. Luego avanzaron por el valle superior y fundaron Gaiman, Trelew y Dolavon. Mas tarde cruzaron la estepa y a los pies de la Cordillera de los Andes, fundaron la Colonia 16 de octubre.

Instalados definitivamente se concentraron en construir su propia utopía. Sus escuelas eran galesas, sus numerosas capillas eran galesas y también era el idioma de su gobierno local. Además, tienen el crédito de ser la primera comunidad en el mundo en otorgar a las mujeres los mismos derechos de voto que los hombres.

Esa cultura y costumbres ancestrales, que los pioneros trajeron a su nueva tierra, fueron fundamentales para sobrellevar los momentos difíciles. Poder así construir un enorme sentido de comunidad y sobrevivir en la Patagonia. Como era necesario crear ámbitos donde realizar esas acciones, las primeras celebraciones se hicieron al aire libre. Sin embargo, el despiadado clima, exigió a utilizar las casas hasta que se pudiera construir la primera capilla en 1870 (Seion-1870).

Todos los templos poseen un estilo característico y homogéneo. Los galeses eran hábiles constructores y supieron hacer edificaciones aptas para el clima de la región. Los Pastores dirigían las obras y los fieles aportaban el trabajo.

Las primeras capillas eran de adobe, con techo de paja y barro. Mas tarde se comenzaron a realizar con ladrillos cocidos y chapas onduladas de cinc para los techos. La única excepción es la Capilla Salem, hecha íntegramente en chapas de cinc.

Uno de los sellos inconfundibles, de esles o el frente. Se utilizan para fijar los muros al no contar con estructuras de hormigón armado.

Las capillas tenían un salón principal rectangular. Un púlpito al fondo, ventanas laterales y frontales alargadas. También bancos y dos pasillos que comunicaban a las puertas de entrada. El revestimiento interior y el mobiliario eran de madera. Tal cual lo estipula su culto no hay ornamentos o imágenes religiosas.

Las lámparas colgantes eran de porcelana y funcionaban a kerosene. Algunos templos tenían un salón llamado “vestry”. Un lugar que se utilizaba para reuniones, aula de clases o como cocina. Las capillas están esparcidas a lo largo del del río Chubut. Se ubican a una distancia no mayor a 10 kilómetros entre templo y templo. Esto se planificó así para que los fieles pudieran llegar caminando desde sus chacras.

Mucho más que capillas

A pesar de proceder de diferentes localidades de Gales, con diversidad de credos, los colonos galeses unificaron las congregaciones con un único pastor. Cuando la población comenzó a crecer cada congregación construyó su propio templo.

Los domingos, además del servicio y los encuentros corales, funcionaba a la mañana la escuela dominical. Allí los niños aprendían a leer y escribir el idioma galés. El principal objetivo de los colonos para conservar su lengua y, con ella, su tradición. Los días de semana las capillas cumplían la función de escuela. Convirtiéndose en los primeros establecimientos de educación de la provincia de Chubut.

Con el tiempo llegó el edificio propio y, en la actualidad, al lado de cada capilla puede verse una escuela. Para los galeses la educación era una tarea que involucraba a toda la comunidad e imprescindible para sacarlos adelante.

(*)Especial de Miguel Cabrera.